18 de diciembre de 2009

¿Quien ha dicho que en Cádiz no llueve?


¿Quien ha dicho que en Cádiz no llueve?. El único que puede pensar eso es el primo del Señor Rajoy.
Decepciona el ver como obras que se llevan a cabo en la ciudad, carecen del suficiente control, como para que el resultado de las mismas sea optimo.
En el caso de la instalación de solerías, parece que los "niveles", se los compraron a los artesanos de Ciudad Rodrigo, donde los escudos de armas en sus edificios están la mayor parte inclinados.
Aquí el problema es la falta de inclinación, la nivelación de las losas instaladas, lo que da lugar a la formación de charcos con cuatro gotas de agua que caigan o como consecuencias de baldeos - en algunos lugares de la ciudad, esto no importa, pues de baldeos; pocos -.
Recientemente lo hemos visto en una de las fases terminadas de la Plaza de Mina y últimamente, en el rehabilitado Mercado Central.
Al igual que ocurre en la aún no inaugurada Avd. Juan Carlos I, donde el acerado en algunos tramos, vierte el agua hacia lo edificios en lugar de hacia la calzada, lo que está provocando daños en la estructura de los mismos (esto le traerá dolor de cabeza a alguna/o).


Pero total, como esto es Cádiz; nos podemos encontrar con la sorpresa de que por parte de quien corresponde, se diga, que estos charcos, son simplemente, juegos para niños.

Cádiz, trimilenaria ¿Por paciencia?

La ciudad más antigua de occidente, de la que todos/as se enamoran, pero a veces tanto amor, no deja ver como algunos/as la maltratan.