12 de abril de 2015

Los "sobre" balcones de Cádiz.

 Tiene que existir una razón sin duda alguna.
Cádiz, una ciudad rodeada por el mar, con miradores insólitos, de inusitada belleza, no debería necesitar "sobre" balcones sobre estos lugares que ya existen.
En poco tiempo, tres, ni uno ni dos y en lugares a cada cual con más singular belleza; dos de ellos próximos y casi construidos a la vez; Mirandilla y Entre Catedrales.
Al parecer hacía falta subir dos, tres metros sobre la vista existente éstas mini atalayas ¿Para ver lo mismo o con más dificultad? Por lo actuado parece que si, como Entre Catedrales, que ahora te permite ver a la misma altura a los usuarios del bus turístico, por encima a los de las líneas dos y siete y como se oxidan la farolas del Campo del Sur. El de la Mirandilla, permite poco cambio en el horizonte, pero permite gracias a la inexistencia de "permeabilidad" prometida, que para el uso de las instalación de la cual es techo, tenga que usarse siempre luz artificial.
Se libró la Plaza de la Estrella o Santa María del Mar, de una construcción también en altura, desde la que se prometía una singular visión a la vez que se podrían degustar alguna delicatesen. Gracias a un grupo de viejos y porretas, según denominaron a los que se opusieron a ese desaguisado, para que algunos disfrutasen de guisos.
El último y eso esperemos que sea el último ha sido la construcción en que divide, separa o protege el Parque Genovés del Paseo de Santa Barbará; no lo llamaremos más Pérgola, porque así lo ha expresado con contundencia su arquitecto. Lo dejamos en construcción. De cota a cero, desde la que cuando comienzas su ascensión, no ves nada; hasta la superior de unos tres metros y medio, desde tampoco mejoras la vista que a ras y junto a la balaustrada puedes tener del mar. No es cuestión de gusto en definitiva, que puede gustar más o menos a unos u a otros. Lo que hoy no encaja, con el tiempo -que todo lo cura y genera el olvido- pasará; siempre que su estructura de rebaja, soporte los embates de la climatología en el lugar, donde se ha demostrado, que hasta ahora lo único que aguanta; es la piedra ostionera. 







Cádiz, trimilenaria ¿Por paciencia?

La ciudad más antigua de occidente, de la que todos/as se enamoran, pero a veces tanto amor, no deja ver como algunos/as la maltratan.