Asistiendo diariamente a este teatro que es la vida y de cuya obra todos formamos parte con mayor o menor protagonismo y muchas veces interpretando papeles, que ni nos van, ni nos interesan; nos los imponen las circunstancias.
Anche asistí junto con unos buenos amigos al estreno de la obra "Qué creen que es mejor" , interpretada por Diana Civilia, como única actriz desdoblándose en varios personajes, llevando a cabo la puesta en escena de un relato de su propia creación llamado "Buscando chicles de regaliz".
Es un recorrido por los recuerdos de la infancia y hasta la adolescencia, haciendo que lo triste, se convirtiese en cómico y lo trancendente en natural.
El transcurso de la obra, fue dando en algunos de sus momentos -como los dientes de una llave en los tetones de la cerradura- en las claves de mi memoria, para abrir la caja de mis propios recuerdos.
Exploré lugares que me parecieron lejanos y el tiempo me demostró, que estaban a un tiro de piedra... me cargue un cristal. Tapias inaccesibles, que resultaron casi simples escalones exagerados.. Bellezas de amigas, que el tiempo, se encargo de ajar o posiblemente, algunas, nunca la tuvieron.
Pero por inercia de los tiempos que transcurren, y semejanza de ideas, cuando el relato llego al momento de las bicicletas; mis pensamientos no eran los del jolgorio y la algarabía de los niños. Para mí el deseo de la bicicleta, era porque significaba libertad, de movimiento, de ir de un lugar a otro, en el menor tiempo posible.... ¿para que querría yo correr tanto?... ¡ si los relojes al final se encargan de marcar los límites, de recordarnos la hora y es que algunas veces llegamos antes de tiempo!.
Uno de mis recuerdos, son las conversaciones con "El Lenin". Tornero de una fundición a la que yo llevaba cafés, que me preguntaba "¿que hace un niño de trece años, trabajando?"; para posteriormente decirme "deberías estar estudiando" y hablarme de las excelencias de las educación en los países del Este. La gran utopía.
Pero este hombre, era un luchador nato, un buscador de la democracia -aunque sus ideales fuesen comunista ortodoxo, que paradoja -. Siempre que podía, me quedaba próximo a su torno, donde el silbido del corte de la cuchilla sobre el bronce y el sonido del motor, le ponían banda sonora a sus palabras sobre los derechos de los hombres las desigualdades y la necesidad de cambio en la sociedad española. ¡ yo debería formar parte de esos cambios..!. Por lo menos lo intenté y aún hoy en día sigo pensando, que no se han logrado esos cambios.
Con ese cúmulo de recuerdos, hoy me despierto con las noticias de manifestaciones que ya consideraba no se repetirían, por lejanas y olvidadas, con gente que enarbolando viejos símbolos, con la vuelta de enmascarados, para arrojar cócteles molotov - artefacto del proletariado, usado por fascistas - contra centros socialistas.
Enmascarados unos y cara a descubierta los lideres de la extrema derecha de siempre, que no olvidemos, disfrutan de libertad gracias a nuestro sistema jurídico y penitenciario, junto a la derecha ¿moderada? actual, en perfecta armonía de intereses.
¡Buenos compañeros de viaje os habéis echado o tal vez, nunca dejasteis de viajar juntos..!
Tendré que volver a la bicicleta, como medio de llegar a los sitios antes, y tratar de repartir palabras de libertad y de transmitir un poco de serenidad y cordura; recordando a mis interlocutores, que el sistema, este, lo hemos elegido entre todos. El de los derechos y libertades. Si la sociedad se fractura y lo que es peor, como consecuencia de la mentira y la manipulación, que nos os quepa la menor duda, todos, pero todos seremos los perdedores. Creo que ya lo estamos siendo.
Manifestarse por todo, lo impensable ex-ministros de justicia, contra las propias leyes que aprobó, ex-ministro de interior, contra las normas que dictó, la iglesia, contra el perdón.
Qué creen que es mejor.... Ustedes mismos.
Anche asistí junto con unos buenos amigos al estreno de la obra "Qué creen que es mejor" , interpretada por Diana Civilia, como única actriz desdoblándose en varios personajes, llevando a cabo la puesta en escena de un relato de su propia creación llamado "Buscando chicles de regaliz".
Es un recorrido por los recuerdos de la infancia y hasta la adolescencia, haciendo que lo triste, se convirtiese en cómico y lo trancendente en natural.
El transcurso de la obra, fue dando en algunos de sus momentos -como los dientes de una llave en los tetones de la cerradura- en las claves de mi memoria, para abrir la caja de mis propios recuerdos.
Exploré lugares que me parecieron lejanos y el tiempo me demostró, que estaban a un tiro de piedra... me cargue un cristal. Tapias inaccesibles, que resultaron casi simples escalones exagerados.. Bellezas de amigas, que el tiempo, se encargo de ajar o posiblemente, algunas, nunca la tuvieron.
Pero por inercia de los tiempos que transcurren, y semejanza de ideas, cuando el relato llego al momento de las bicicletas; mis pensamientos no eran los del jolgorio y la algarabía de los niños. Para mí el deseo de la bicicleta, era porque significaba libertad, de movimiento, de ir de un lugar a otro, en el menor tiempo posible.... ¿para que querría yo correr tanto?... ¡ si los relojes al final se encargan de marcar los límites, de recordarnos la hora y es que algunas veces llegamos antes de tiempo!.
Uno de mis recuerdos, son las conversaciones con "El Lenin". Tornero de una fundición a la que yo llevaba cafés, que me preguntaba "¿que hace un niño de trece años, trabajando?"; para posteriormente decirme "deberías estar estudiando" y hablarme de las excelencias de las educación en los países del Este. La gran utopía.
Pero este hombre, era un luchador nato, un buscador de la democracia -aunque sus ideales fuesen comunista ortodoxo, que paradoja -. Siempre que podía, me quedaba próximo a su torno, donde el silbido del corte de la cuchilla sobre el bronce y el sonido del motor, le ponían banda sonora a sus palabras sobre los derechos de los hombres las desigualdades y la necesidad de cambio en la sociedad española. ¡ yo debería formar parte de esos cambios..!. Por lo menos lo intenté y aún hoy en día sigo pensando, que no se han logrado esos cambios.
Con ese cúmulo de recuerdos, hoy me despierto con las noticias de manifestaciones que ya consideraba no se repetirían, por lejanas y olvidadas, con gente que enarbolando viejos símbolos, con la vuelta de enmascarados, para arrojar cócteles molotov - artefacto del proletariado, usado por fascistas - contra centros socialistas.
Enmascarados unos y cara a descubierta los lideres de la extrema derecha de siempre, que no olvidemos, disfrutan de libertad gracias a nuestro sistema jurídico y penitenciario, junto a la derecha ¿moderada? actual, en perfecta armonía de intereses.
¡Buenos compañeros de viaje os habéis echado o tal vez, nunca dejasteis de viajar juntos..!
Tendré que volver a la bicicleta, como medio de llegar a los sitios antes, y tratar de repartir palabras de libertad y de transmitir un poco de serenidad y cordura; recordando a mis interlocutores, que el sistema, este, lo hemos elegido entre todos. El de los derechos y libertades. Si la sociedad se fractura y lo que es peor, como consecuencia de la mentira y la manipulación, que nos os quepa la menor duda, todos, pero todos seremos los perdedores. Creo que ya lo estamos siendo.
Manifestarse por todo, lo impensable ex-ministros de justicia, contra las propias leyes que aprobó, ex-ministro de interior, contra las normas que dictó, la iglesia, contra el perdón.
Qué creen que es mejor.... Ustedes mismos.
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